jueves, 3 de marzo de 2016

Pelea de Un Matrimonio Choni

Relato Ficticio Heterosexual BallbustingUn matrimonio cuarentón de clase baja y escasa cultura, practica el maltrato habitualmente, pero, ante las últimas palizas desmesuradas, la esposa tomará venganza con un rodillo de cocina.


    Lorenzo y Claudia eran un matrimonio cuarentón de clase baja de un suburbio de Vallecas. Los dos, de escasa cultura, se comportaban como maltratadotes en potencia, él de manera más física, ella de modo más psicológico, lo que no resultaba óbice para soltar algún que otro mamporro a su marido. Ambos estaban acostumbrados a insultar y pegarse sin interponer jamás una demanda, pero, últimamente, la situación se había radicalizado, porque Lorenzo estaba sin trabajo y se gastaba gran parte de la ayuda social en bebida junto a otra mujer de mala fama. Claudia pasaba los días gritando e insultando a su esposo, humillándolo por no saber ganarse la vida y acusándolo de infidelidad, razón última, por la que Claudia le había dado por tirar los platos a la cabeza de su marido, causándole una profunda herida en la ceja que le costó al hombre un buen número de puntos. Él contestaba con brutales palizas que día a día aumentaban en peligrosidad poniendo en peligro la integridad física de su esposa. Claudia ya estaba harta, pero no lo iba a denunciar, pues ella en el fondo era igual que él; Claudia se iba a vengar a su manera.
  
    Una noche, como de costumbre, Lorenzo, borracho, regresó a casa de madrugada cuando su esposa dormía. El marido se metió en la cama apestando a alcohol, sin apenas cambiarse y empezó a sobar los pechos de su mujer, despertándola por la rudeza de los tocamientos, Claudia sintió un fuerte daño en sus mamas y sintió asco por el aliento a ginebra de Lorenzo.
   -¿Dónde has estado, cerdo apestoso? –le inquirió Claudia.
   -Por ahí bebiendo con amigos, qué te importa.
   -¿Y esa mancha de carmín en el cuello de la camisa significa que te das besos con esos maricones de tus amigos?
   -Yo he estado donde me sale de los cojones que para eso los tengo, cosa que tú no.
Así que cierra tu sucia boca, zorra.
   -Eres un hijo de puta y estoy harto de ti.
    Sin pensárselo, Lorenzo le pegó un bofetón a su esposa, la mujer apenas tuvo tiempo de sentirla, porque al momento él la agarraba de los brazos tratando de bajarle las bragas.
   -Suéltame asqueroso cerdo, estoy harta de que vengas a hacérmelo por la fuerza. Te voy a denunciar, violador.
    Un fuerte puñetazo se estampó contra la cara de Claudia que perdió el conocimiento. Lorenzo aprovechó para violarla salvajemente. Después, el agresivo esposo se durmió en un profundo sueño debido a la borrachera.
   
    Un terrible dolor despertó a Lorenzo de su pesado sueño, comenzó finamente cual aguja hasta convertirse en un dolor expansivo y emético. Se incorporó repentinamente y profirió un escalofriante alarido agarrándose los testículos. Levantó la vista y contempló a Claudia con un rodillo de madera golpeándolo de manera amenazadora contra sus manos. El mismo rodillo con el que su esposa amasaba sus postres en la cocina había sido el causante del tremendo dolor genital de Lorenzo.
    -Ahhh Dios mió, qué me has hecho hija de la…
    -Calla imbecil!! Me habías dejado inconsciente de un puñetazo, podrías haberme matado…
    -Uhhha aaa pero qué dices, yo controlé mi fuerza…esto es….uuuu ahhh mucho peor me has podido desgraciar…
    -¿Con quien has estado esta noche?
    -Con los amigos ah ah aaah
    -Seguro que has estado con ese zorrón de Lola, crees que no lo sé.
    -Ahhhh cuando me recuperé vas a ver cabrona, te voy a pegar la mayor paliza de tu vida –amenazó Lorenzo con una mirada llena de odio.
    -Ya me cansé de tus palizas, de momento toma este mazazo gilipollas –y le estampó el rodillo entre los dientes llegando a romperle uno de ellos.
    Entre el dolor testicular y el de la boca, Lorenzo acabó mareado quedando semiinconsciente, el rodillo poseía unas amplias proporciones y ella sabía utilizarlo con destreza pues había trabajado en el pasado de panadera y lo había afanado de su antiguo empleo. En sus expertas manos, el rodillo de cocina se asimilaba a un bate de béisbol doméstico.
  Sea por rabia o no, tiró el rodillo al suelo y se lanzó sobre Lorenzo que estaba tendido en la cama. Fue un craso error pues aunque un puñetazo tras otro impactaba contra el rostro y el estomago de Lorenzo, este, finalmente, apartó de una patada en la cadera a su esposa, quien acabó chocando contra la pared.
    -Ahora verás, zorra, te voy dejar lisiada.
    Lorenzo se acercó sobándose sus partes, pues aún le dolía el golpe en los testículos más que la perdida del diente. Claudia se dolía de su cadera y de la espalda ya que se había clavado el saliente de la estantería al ser impulsada por la patada de su esposo, este le soltó un tremendo bofetón que además de cruzarle la cara retumbó por toda la habitación. Después le conectó un puñetazo en el estomago que hizo gritar a Claudia de dolor, acabando de rodillas en el suelo y llorando. Cobardemente, Lorenzo comenzó a soltar patadas a su esposa mientras esta continuaba de rodillas, cuando de repente;
    -Uaaaaauuhhh  ah ah ah
    Con ambas manos Claudia había agarrado el bulto que formaban los genitales de Lorenzo sobresaliendo dentro de sus calzoncillos, aquello era blando y la mujer se cebó.
   -Uaaah ah ah suelta cabrona, suéltame aaahora mismoo –suplicó Lorenzo mientras su esposa se esforzaba en comprimir y retorcer los expuestos testículos del hombre.
  -Y ahora qué, perro, te voy apretar hasta la muerte, nunca más volverás a follarte a esa zorra.
  -No nooooo sueltaaaaa,
  -Es más, nunca más volverás a follar con nadie –y Claudia con sus dos manos acometió un durísimo y salvaje tirón hacia abajo
  -aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah
    Después del inolvidable tirón, Claudia no soltó a su presa y Lorenzo muerto de dolor sólo atisbo a abrir lo más posible las piernas con las rodillas flexionadas para evitar que Claudia no se los arrancase.
    -Ahhhh que ganas te tenía cabrón, ahora no eres nada, vas a pagar todas las palizas que me has dado.
    -Tú siempre me has pegado oh oh no eres una inocente  ah ah suéltame, suéltame ahora mismoooo.
   Pero Claudia no sólo no soltó sino que apretó con todas sus fuerzas mientras retorcía los testículos de su esposo, como si le fuera la vida en ello, incluso para ayudarse la mujer soltaba gruñidos de esfuerzo. Lorenzo, además de gritar desesperado se echó a llorar.
    -Buaaaah Buaaaah
    -Mira como llora la maricona, jajaja. Y ahora prepárate ya verás lo que voy a hacer, primero voy a aflojar un poco… pero como intentes soltarte o hacerme algo tiraré con todas mis fuerzas otra vez hacia abajo.
    Claudia soltó una de sus manos mientras con la otra agarró uno solo de los testículos no apretaba demasiado porque quiso dejar un hueco entre su mano y el testículo izquierdo. Sin embargo, Lorenzo a pesar de que ahora notaba menos presión no intentó zafarse porque al margen de estar hecho polvo por el dolor ella daba pequeños tironcitos hacia abajo como aviso de que si él intentaba soltarse pegaría otro gran tirón. Claudia con la mano libre cerró el puño extendió el brazo hacia atrás y le gritó;
   -¡Esto por el puñetazo con el que me desmayaste hijo de la gran puta!
y soltó un terrible puñetazo al testículo izquierdo que sostenía con su otra mano.
   -Uaaah no noooooooooo oooooy ahhh buahhh
Lorenzo lloraba y gimoteaba de dolor, pero Claudia no paraba. Tiró un poco del testículo izquierdo y pasó a tomar el derecho.
  -Esto por el puñetazo que me diste en el estomago. Yaaaaah POF
   El puñetazo al testículo derecho aún fue más fuerte, la visión de Lorenzo se tornó borrosa mientras se deshacía en lamentos. Finalmente, se desmayó.
   Al despertar se encontró atado con el tendedor de la ropa alrededor de los brazos y el torso, en cambio, las piernas estaban atadas por los tobillos en distintas direcciones; una atada en la pata de la cama, otra hacia la parte baja de la estantería. Sus piernas formaban una posición de v invertida y estaba desnudo con su amoratado e hinchado sexo al aire. Al margen, del insoportable dolor de los testículos, notó unos pinchazos quemadores en el ano. Si no fuera por el dolor testicular, la quemazón del ano sería suficiente para baldarlo.
    -Hija de putaaaa que me has hecho en el culo!!!
    Claudia le enseño el enorme rodillo de cocina.
    -Te lo he metido por el culo, igual que tú me violaste cuando estaba desmayada. Ojo por ojo y ojete por ojete.
     -Ahhh ahhh mi culo eres un demonio de mujer, me das asco, siento asco de ti, te mataré, mátame ahora porque sino te mataré cuando me desate.
     -Ahora verás pedazo de basura, te voy hacer el favor de tu vida, te dije que no volverías a follar y no lo harás. Te voy a dar un martillazo en los güevos que te los voy a reventar.
    -No, no, espera, hablemos –Lorenzo se arrepintió enseguida de las ultimas palabras dirigidas a su vengativa y violenta esposa.
    -No dices que me vas a matar, que te doy asco, pronto has cambiado.
    -Espera, por favor, retiro lo que he dicho, soy tu marido, aún podemos arreglarlo.
    -Aaaah ya estas acojonado eh??
    Claudia buscó y sacó de un baúl un pesado martillo que casi le costaba levantarlo en el aire.
     -Mira pedazo de mierda te los voy a reventar, joputa, a mi ya me da igual ir a la cárcel pero yo te reviento por mis muertos, antes me dijiste que tú hacías lo que te sale de los cojones porque para eso los tienes y yo no, pues ahora vas a comprender lo que es no tener güevos, porque cojones no los has tenido nunca, mariconazo.
     -No, estás loca, completamente loca, haré lo que quieras, envíame a prisión, denúnciame, divorciémonos, te pagaré una pensión pero no lo hagas, no lo hagas.
     Lorenzo se echó a llorar y antes de cerrar los ojos contempló a Claudia levantando el martillo. Se oyó un sonoro golpe y sintió un terrible dolor en los testículos, sin embargo, el estremecedor dolor no parecía provenir de un martillo si no de algo menos duro y un poco más puntiagudo. Al abrir los ojos vio el martillo en el suelo y el pie de Claudia sobre sus testículos.

                                                Pelea de este matrimonio muy "choni"

    -Yo no voy a ir a la trena por ti, canalla –dijo la mujer.
    A pesar del tremendo dolor que le había provocado la patada, sintió cierto alivio al pensar que quizás se habría salvado su virilidad cosa que con el martillo no. Pero el dolor provocado por la patada de su mujer resultaba tan fuerte que ya casi estaba arrepintiéndose.
    -Y ahora un último regalo, superpatadón en las huevas, hasta que la muerte nos separé.
    Y Claudia tomó carrerilla y le dio una segunda patada a Lorenzo en sus delicados testículos. El alarido sonó por todo el barrio y Lorenzo acabó vomitando.                              
-Me voy con el Fran, a follarmelo, cosa que dudo ahora puedas hacer tú.
  Desde ahora serás el nuevo capón del barrio, porque además le voy a contar a todo el mundo, sobre todo a las zorras que te tirabas, que ya has dejado de ser macho.
    La mujer salió por la puerta y tomó unos preservativos, aún quedaba mucha noche.


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